jueves, 16 de abril de 2009

Recuerdos sin gluten

Hola cibercelíacos!

Creo que en mi primera entrada hablé un poco de mí, pero eso ha sido todo. Llevo unos... 16 años siguiendo la dieta sin gluten. Estoy en plena edad del pavo (sin gluten) celíaca, la época en que las hormonas van que no paran.

A lo largo de estos años he vivido muchas experiencias relacionadas con la EC. Ahora, éstas no son más que recuerdos. Algunos permanecen intactos e íntegros en mi memoria, como si hubiesen pasado esta mañana, otros que con el paso del tiempo se van desvaneciendo, pero queda la esencia, y otros que prefiero olvidar.

De productos, en los primeros años no había casi nada. Los melindres de Proceli, tan secos y ásperos, eran casi como comer arena.
Las galletas Delicias, de Harisín. Había dos sabores: con mermelada de fresas o con chocolate.
El pan de molde de Proceli. No los que han salido estos últimos años, no. Ese que tenía los bordes marrones, secos, que se rompía a la mínima que le untaba el tomate.

Luego había las fiestas de cumple de mis compañeras de clase. Si, en femenino, pues he asistido toda mi etapa de escolarización a un colegio solo de chicas. Primero eran en los Chikiparks. Recuerdo que el día de la fiesta, mi madre me ponía un paquete de galletas en la mochila y me decía: “No te las comas, que si no por la tarde no tendrás comida”. Y al salir del colegio la mamá de la cumpleañera nos llevaba hasta el sitio de las piscinas de bolas y toboganes de colorines. A la hora de la merienda, todas comían del pastel que traía una rana azul de 2 metros con gorra y zapatos rosas. Yo comía mis galletas. Ese era el peor momento. Recuerdo que solía ir al baño a comérmelas, no sé si era porque me daba vergüenza que me viesen comer algo distinto, que me preguntasen una y otra vez porqué no comía pastel o si era el hecho de no querer ver como ellas comían tarta y yo no.



Después, ya de más mayores, en las fiestas íbamos al McDonalds del Eroski (Sant Cugat, Barcelona) a merendar y después al cine de al lado. Mi merienda era un bocadillo y unas galletas también de casa. No lo pasaba tan mal, pues siempre he tenido en mi cabeza McDonalds = comida mierda. Aunque fuese mala comida, y supiese que no podía comérmela, me moría por probarlo. Quería saber si era tan mala como me decían. Por suerte, yo por aquel entonces ya sabía y de sobras lo que era la celiaquía, el gluten, lo de ser intolerante... así que nunca lo probé. Me sentía súper mayor, que me iba con mis amigas y sin los padres al cine. Wow!

A inicios de mi adolescencia fue cuando realmente empecé a ser un poco más independiente: coger el bus, metro, tren sola, ir por Barcelona, Sabadell, Sant Cugat, a bares, restaurantes... No solo empezaba ha haber más productos sin gluten y un poco más de conocimiento, si no que había más sitios para salir a comer sin gluten, con lo que no me tenía que llevar mi merienda!!!! Eso fue lo mejor.

También recuerdo la primera vez que probé la cerveza sin gluten. Tenía 15 años y me pareció repugnante. Ahora me encanta.

También tengo recuerdos de los viajes que he hecho. Desde pequeñita mis padres me han llevado a ver medio mundo, y eso es algo que agradezco un montón. Pero eso ya será otro post, que mañana tengo examen de Historia.

Pregunta a los cibercelíacos: ¿Cuál es vuestro mejor recuerdo relacionado con la celiaquía?


Besos sin gluten a todos!

1 comentario:

Prydwen dijo...

Hola! Pues si te refieres a recuerdos relacionados con comida, quizás el pasado sábado, que fue mi cumple, y me regalaron una tarta de chocolate sin gluten buenísima :)
Un beso!